EL POLEMICO DIAMANTE KOH-I-NOOR, PROTAGONISTA ANTES DE LA CORONACION

La reina consorte de Inglaterra Camila Parker Bowles para la coronación del rey Carlos III de Inglaterra, el próximo sábado 6 de mayo en la Abadía de Westminster, lucirá una corona que perteneció a la reina María de Teck, (abuela de Isabel II) y se convertirá en la primera reina consorte desde el siglo XVIII en reutilizar una corona en lugar de encargar una nueva.

Camila será coronada reina consorte en la misma ceremonia que Carlos III. Y, al igual que Carlos, lucirá una corona que forma parte de las joyas de la coronación. Sin embargo, esta pieza, que han lucido antes que ella las esposas de varios reyes británicos, está siendo objeto de polémica desde el fallecimiento de Isabel II debido al diamante que lleva engarzado Koh-i-Noor.

La corona “reciclada” de Camila contará con piedras de la colección personal de la difunta reina Isabel II. El echo de no lucir el diamante Kohinoor, es una decisión diplomática de estado ya que el gobierno indio ha expresado su preocupación por el uso del diamante por parte de la monarquía británica, expresando que algunos indios lo asocian con un gobierno opresivo, y pidieron a Camila que no lo usase para su coronación. Aunque la India sigue siendo una parte importante de la Commonwealth británica, la asociación política es un asunto acuciante para Carlos III. En 2021, Barbados destituyó a la reina como jefe de Estado y abandonó la Commonwealth. Se cree que otras naciones caribeñas están considerando hacer lo mismo. India no es la única, Pakistán, Afganistán e Irán también reclaman su pertenencia.

Según el palacio, estos cambios que hará Camila en la customización de la corona “rendirán homenaje en particular a su majestad la reina Isabel II”, fallecida el pasado septiembre, pues se emplearán los valiosos diamantes Cullinan III, IV y V, que formaban parte de su colección personal y a menudo los usaba como broches. Buckingham matiza que para Camila se quitarán, además, cuatro de los ocho arcos desmontables, a fin de crear un efecto visual diferente.

El diamante fue engarzado en la corona de la reina Alexandra, esposa de Eduardo VII, cuando se convirtió en reina en 1902. Después lucieron esa misma corona, conocida como la corona de la cruz de malta, la reina Mary, esposa de Jorge V, y la reina Isabel, esposa de Jorge VI y madre de Isabel II.

La corona acompañó el féretro de la reina madre, durante sus funerales, en 2002. Habitualmente está custodiada en la Torre de Londres, junto a las otras joyas de la Corona. Forma parte de la tradición, como el orbe, los cetros o la corona de San Eduardo, que lucirá el rey, pero, a diferencia de ellos, la corona de las reinas arrastra años de polémicas.

Es imposible saber cuándo o dónde precisamente se encontró el Koh-i-Noor, a pesar de varias teorías y mitos sobre sus orígenes.

Kohinoor (que en lengua persa significa «Montaña de luz») fue descubierto cerca del año 1300, y ha pertenecido a muchos gobernantes, Hindues, Mogoles, Persas hasta llegar a la corona británica. La preciada gema no solo ha pasado de generación en generación de poderosas familias, sino que ha sido robada, se ha matado por ella, y ha pasado por todo tipo de artimañas y engaños durante siglos.

“Quien posea este diamante dominará el mundo”, reza la leyenda, “pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad”.

Algunas de esas leyendas dicen que es Syamantaka, la legendaria gema con poderes mágicos de las historias de Bhagavad Purana de Krishna, uno de los dioses más populares del panteón hindú.

La versión oficial extendida por el Reino Unido afirma que el Koh-i-Noor fue un «regalo de Estado» a la reina Victoria, pero la historia real es muy diferente a la par que intrigante.

A principios de 1800, la British East India Company expandía su influencia a golpes de sobornos y de campañas militares. Los británicos sabían de la existencia del Koh-i-Noor y planeaban reclamarlo, junto a otras joyas, como propiedad legítima de la India, es decir, suya.

El diamante se exhibió al público británico en una exposición en 1851, quedando la gente muy decepcionada con su apariencia, después de escuchar y leer tantas historias de lo hermosa y poderosa que era aquella joya. Poco después de esto, el Príncipe Alberto, decidió que el diamante se cortara y puliera una vez más, haciéndolo más brillante pero también reduciendo a la mitad su tamaño.

El valor del Koh-I-Noor no se conoce con exactitud, pero se estima que vale entre 140 y 400 millones de euros. Es uno de los diamantes más importantes del mundo con un peso de 109 quilates.

Para los amantes y curiosos de los grandes diamantes que nos ha regalado la historia, os dejamos otro articulo donde hablamos del maldito diamante Hope.

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Maria Cano.

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